Afterimages

AFTERIMAGES

I

However the image enters
its force remains     within
my eyes     rockstrewn caves
where dragonfish evolve
wild for life     relentless and acquisitive
learning to survive
where there is no food
my eyes are always hungry
and remembering
however the image enters
its force remains.

A white woman stands bereft and empty
a black boy hacked into a murderous lesson
recalled in me forever
a lurch of earth on the edge of sleep
etched into my vision
food for dragonfish     learning
to live upon whatever they must eat
the fused images beneath my pain.

II

The Pearl River floods the streets of Jackson
A Mississippi summer televised.
Trapped houses kneel like sinners in the rain
a white woman climbs from her roof into a passing boat
her fingers tarry for a moment on the chimney
now awash
tearless     no longer young     she holds
a tattered baby's blanket in her arms.
A flickering afterimage of the nightmare rain
a microphone
thrust against her
flat bewildered words
         "We jest come from the bank yestiddy
         borrowing money to pay the income tax
         now everything's gone. I never knew
         it could be so hard."

Despair weighs down her voice like Pearl River mud
caked around the edges
"Hard, but not this hard."

Two towheaded children hurl themselves against her
hanging upon her coat like mirrors
and a man with hamlike hands
pulls her aside     snarls
"She ain't got nothing more to say!"

And that lie hangs in his mouth
like a shred of rotting meat.

II

I inherited Jackson, Mississippi.
For my majority it gave me Emmett Till
his 14 years puffed out like bruises
on plump boy-cheeks
his only Mississippi summer
whistling a 21-gun salute to Dixie
as a white girl passed him in the street
and he was baptized my son forever
in the midnight waters of the Pearl.

His broken body is the afterimage of my 21st year
when I walked through a northern summer
eyes averted from each corner's photography
newspapers     protest posters     magazines
Police Story     Confidential     True
the avid insistence of detail     pretending
insight or information
the length of gash across the dead boy's loins
his grieving mother's lamentation
all over
the veiled warning     the secret relish
of a Black child's mutilated body
fingered by street-corner eyes
bruise upon livid bruise.

And wherever I looked that summer
I learned to be at home with children's blood
with savored violence
with pictures of Black broken flesh
used     crumpled up     discarded
lying amid the sidewalk refuse
like a raped woman's face.

A Black boy from Chicago
whistled on the streets of Jackson, Mississippi
testing what he'd been taught
was a manly thing to do
his teachers ripped out his eyes
his sex     his tongue
and flung him to the Pearl weighted with stone
in the name of white womanhood
they took their aroused honor
back to Jackson     celebrating
in a whorehouse
the double ritual of white manhood
confirmed.

IV

"If earth and air and water do not judge them who are we
to refuse a crust of bread?"
Emmett Till rides the crest of the Pearl River     whistling
24 years his ghost lay like the shade of a ravished woman
and a white girl has grown older in costly honor
(what did she pay to never know its price?)
now the Pearl River speaks its muddy judgment
and I can withhold my pity and my bread.

         "Hard, but not this hard."
Her face is flat with resignation and despair
with ancient and familiar sorrows
a woman surveying her crumpled future
as the white girl besmirched by Emmett's whistle
never allowed her own tongue
without power or conclusion
she stands adrift in the ruins of her honor
and a man with an executioner's face
pulls her away.

Within my eyes
flickering afterimages of a nightmare rain
a woman wrings her hands
beneath the weight of agonies remembered
I wade through summer ghosts
betrayed by visions
becoming dragonfish     surviving
the horrors we live     with
tortured lungs adapting
to breathe blood.

A woman measures her life's damage
my eyes are caves     chunks of etched rock
tied to the ghost of a Black boy
whistling     crying     frightened
her towheaded children cluster
little mirrors of despair
their father's hands already upon them
and soundlessly
a woman begins to weep.

Audre Lorde, 1981

*
POSTIMÁGENES

I

Entre la imagen como entre
su fuerza permanece     dentro
de mis ojos     cuevas pedregosas
donde peces dragón evolucionan
sedientos de vida     codiciosos e incansables
aprendiendo a sobrevivir
donde no hay alimento
mis ojos están siempre hambrientos
y recordando
entre la imagen como entre
su fuerza permanece.

Una mujer blanca despojada y vacía
un chico negro despedazado en lección asesina
recordados en mí para siempre
un temblor de tierra al borde del sueño
grabado en mi visión
alimento para peces dragón     que aprenden
a vivir de lo que tengan que comer
las imágenes fundidas bajo mi dolor.

II

El río Pearl inunda las calles de Jackson
Un verano en Mississippi televisado.
Las casas se arrodillan cual pecadores bajo la lluvia
una mujer blanca salta de su tejado a una barca que pasa
sus dedos se rezagan por un momento en la chimenea
ahora desbordada
sin lágrimas     ya no tan joven     se abraza
a una andrajosa manta de bebé.
Una postimagen parpadeante de la tormenta
un micrófono
contra su boca
y planas palabras perplejas
         "Juhto ayeh fuimoh ar banco
         a pedih dinero pa pagah la tasa
         y ahora no tenemoh na. No me ehperaba
         argo tan fuerte."

La desesperación asfixia su voz como barro con costra
del río Pearl
"Fuerte sí, pero no tanto."

Dos niños rubios se abalanzan sobre ella
para colgarse en su abrigo como espejos
y un hombre con manos de jamón
la empuja a un lado     gruñe
"¡Ya no tiene mah na que decih!"

Y esa mentira le cuelga de la boca
como un trozo de carne podrida.

II

Yo heredé Jackson, Mississippi.
Por mi mayoría de edad me dio a Emmett Till
sus 14 años hinchados como chichones
en rollizos carrillos de niño
su único verano en Mississippi
silbando 21 salvas por Dixie
se cruzó con una chica blanca
y fue bautizado hijo mío para siempre
en las aguas nocturnas del Pearl.

Su cuerpo roto es la postimagen de mi año 21ro
cuando pasé un verano norteño
apartando la mirada de la foto en cada esquina
periódicos     carteles     revistas
Police Story     Confidential     True
la ávida insistencia del detalle     fingiendo
profundidad o información
la longitud de la cuchillada en las entrañas del chico
el lamento de su madre en duelo
en todas partes
la advertencia velada     el deleite secreto
del cuerpo mutilado de un niño Negro
manoseado por ojos callejeros 
moretón tras lívido moretón.

Y adondequiera que mirara aquel verano
aprendía a convivir con la sangre de niños
con la violencia saboreada 
con fotografías de carne Negra cortada
usada     amontonada     desechada
yaciendo entre la basura de la acera
como la cara de una mujer violada.

Un chico Negro de Chicago
silbó en las calles de Jackson, Mississippi
evaluar lo que le habían enseñado
era cosa de hombres
sus profesores le arrancaron los ojos
el sexo     la lengua
lo arrojaron al Pearl atado a una piedra 
en nombre de la blanca feminidad
y excitados de honor volvieron
a Jackson     a celebrarlo
en un puticlub
el doble ritual de la blanca virilidad
confirmado.

IV

"Si la tierra y el aire y el agua no los juzga ¿quiénes somos nosotros
para negar un mendrugo?"
Emmett Till surca la cresta del río Pearl     silbando
24 años fue su fantasma la sombra de una mujer estuprada
y una chica blanca se ha hecho mayor en costoso honor
(¿qué pagó ella para no saber el precio?)
hoy el río Pearl ha dictado su turbia sentencia
y yo puedo denegar mi piedad y mi pan.

         "Fuerte, pero no tan fuerte."
Su rostro está plano de resignación y desesperación
con penas antiguas y familiares
una mujer que contempla su futuro desmoronado
como la chica blanca que el silbido de Emmett mancilló
nunca movió su propia lengua
sin poder o conclusión
se detiene en medio de las ruinas de su honor
y un hombre con cara de verdugo
la empuja a un lado.

Dentro de mis ojos
parpadean postimágenes de una tormenta
una mujer se retuerce las manos
bajo el peso de agonías rememoradas
me abro paso entre fantasmas estivales
traicionada por visiones
que se vuelven peces dragón     que sobreviven
a los horrores que vivimos     con
pulmones torturados que se adaptan
a respirar sangre.

Una mujer calibra los daños de su vida
mis ojos son cuevas     pedazos de piedra grabada
atados al fantasma de un chico Negro
que silba     que grita     asustado
los hijos rubios de aquélla se apiñan
espejitos de desesperación
las manos de su padre encima de ellos
y sin hacer ruido
una mujer empieza a llorar.

traducción de Torres Ruiz