First rule of the road: attend quiet victims first.
I am kneading my bread Winnie Mandela
while children who sing in the streets of Soweto
are jailed for inciting to riot
the moon in Soweto is mad
is bleeding my sister into the earth
is mixing her seed with the vultures' seed
greeks reap her like olives out of the trees
she is skimmed like salt
from the skin of a hungry desert
Ganvie fisherwomen with milk-large breasts
hide a fish with the face of a small girl
in the prow of their boats.
Winnie Mandela I am feeling your face
with the pain of my crippled fingers
our children are escaping their birth
in the streets of Soweto and Brooklyn
(what does it mean
our wars
being fought by our children?)
Winnie Mandela our names
are olives salt sand
like the opal amber obsidian
that hide their shape well.
We have never touched shaven foreheads
together yet how many of our sisters'
and daughters' bones whiten
in secret
whose names we have not yet spoken
whose names we have never spoken
I have never heard
their names spoken.
Second rule of the road:
any wound will stop bleeding
if you press down
hard enough.
Audre Lorde, 1979
*
EL TELEDIARIO VESPERTINOPrimera regla de la carretera: socorra a las víctimas calladas primero.
Estoy amasando mi pan Winnie Mandela
mientras niños que cantan en las calles de Soweto
son encarcelados por incitar a la revuelta
la luna de Soweto está furiosa
está desangrando a mi hermana sobre la tierra
está mezclando su simiente con la de los buitres
griegos la violan como a olivas de los olivos
es levantada como sal
de la piel de un desierto hambriento
las pescadoras de Ganvié con pechos llenos de leche
esconden un pez con la cara de una niña
en la proa de sus barcas.
Winnie Mandela estoy sintiendo tu cara
con el dolor de mis dedos tullidos
nuestros hijos huyen de su nacimiento
en las calles de Soweto y Brooklyn
(¿qué significa
que nuestras guerras
las libren nuestros hijos?)
Winnie Mandela nuestros nombres
son olivas sal arena
como el ópalo ámbar obsidiana
que esconden bien su forma.
Nosotras nunca nos hemos acariciado las frentes
rapadas pero cuántos de los huesos
de nuestras hermanas e hijas no se blanquean
en secreto
cuyos nombres aún no hemos dicho
cuyos nombres nunca hemos dicho
yo nunca he oído
sus nombres.
Segunda regla de la carretera:
las heridas dejarán de sangrar
si las presiona
lo bastante fuerte.
traducción de Torres Ruiz